martes, 21 de mayo de 2013

El despido

En pareja, siempre se presentan en pareja, y esta vez mirando al suelo, no como otras veces en las que todo eran sonrisas y simpatías varias.

La espera, esa agonía, esa hora y pico que no corría esperando al personaje que no estaba. Esa puntilla que nos ha dado tiempo de sobra para especular y sufrir si cabe un poco más. Lo que faltaba.

El aviso, ese firme "pasa al despacho" en el que nadie se atreve a mirarte a los ojos. A través del cristal la veo, está llorando, ya lo sé y mira que yo no quería saberlo. Yo también lloro, todos nos miramos cada uno sentado en su mesa, todos y cada uno llorando en su sitio. Impotencia.

No se lo merece. Todos sabemos que no se lo merece. Sale, grita, no se aguanta en pie, no lo entiende. Y todos sabemos que no se lo merece.


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